
Drenaje linfático
EL DRENAJE LINFÁTICO
Es un método terapéutico que consiste en descongestionar, desbloquear y redirigir el flujo de la linfa, un líquido corporal que contiene material de desecho y células del sistema inmunitario, a través del sistema linfático.
Su misión consiste en recuperar el exceso de líquido y proteínas de los tejidos y devolverlos a la circulación sanguínea.
En su flujo a través del sistema linfático, la linfa se encarga de arrastrar toxinas, gérmenes y moléculas grandes que el sistema venoso no puede recuperar. Por tanto, el sistema linfático juega un papel importante en el mantenimiento de la salud.
Sin embargo, ese flujo puede estancarse, e incluso detenerse, por diversos motivos, como fatiga, estrés, shock emocional, falta de actividad física, ciertos aditivos alimenticios, etc. Si esto sucede, se acumulan toxinas, acelerando el proceso de envejecimiento y dando paso a varios problemas físicos.
El drenaje linfático manual
Es una técnica terapéutica de masaje suave e indoloro que tiene como objetivo tratar los disturbios del sistema linfático.
El sistema linfático se considera parte integral del sistema circulatorio. La linfa transporta ciertos nutrimentos, como los lípidos, y distribuye los glóbulos blancos que luchan contra las infecciones. También transporta las grandes moléculas, como los desechos celulares, los glóbulos de grasa y las pequeñas partículas de proteínas.
La linfa se drena a los vasos linfáticos y circula a través de los ganglios linfáticos, para reintegrarse a la circulación sanguínea en las venas recolectores del cuello. El sistema linfático constituye un sistema de transporte secundario que no tiene bomba propulsora. La circulación de la linfa depende de la presión del sistema circulatorio y del efecto de masaje natural de los músculos en movimiento.
La celulitis es la inflamación del tejido conjuntivo subcutáneo, que le da a la piel ese aspecto de “piel de naranja”. La celulitis se constituye en cuatro etapas. La primera, marcada por una disminución veno-linfática progresiva que va a crear un edema intersticial (entre los tejidos conjuntivos). La segunda es la formación de pilas adipositas, “pegados”; en ese estado la elasticidad de la piel está disminuida. La tercera etapa es la constitución de micronódulos, que son las pilas de adipositos cubiertas de tejido conectivo; se pueden palpar en la piel. La última etapa es la instalación de una fibrosis definitiva o verdadera cicatriz irreversible, que disminuye a su vez la circulación local.
Técnica del drenaje linfático
Consiste en hacer llegar a los territorios linfáticos sanos el exceso de líquido acumulado en las zonas de edema, por medio de manipulaciones o masajes. El drenaje linfático debe ser practicado por un especialista en linfología o terapista especializado.
Hay dos movimientos importantes en la maniobras de un masaje de drenaje: uno de llamada o evacuación, destinado a evacuar la linfa a distancia de la zona enferma hacia los vasos precolectores y colectores sanos. Y otro movimiento, de captación o reabsorción, para favorecer la penetración de la linfa en los vasos linfáticos, a nivel de la zona del edema.
Algunas de las indicaciones en la práctica del drenaje linfático son, por ejemplo, el brazo grueso después de una cirugía de cáncer de seno, edema después de cirugía de varices o de ciertas cirugías estéticas, los edemas después de traumatismos (fracturas, esguinces) y la celulitis como tratamiento de ayuda.
El drenaje linfático manual es una forma de masaje que favorece el funcionamiento del sistema linfático, crucial para una marcha eficaz del sistema inmunológico.
Es una técnica de masoterapia que se enmarca en el campo de la fisioterapia y en las técnicas de masaje terapéutico. Se puede definir como una serie protocolizada de maniobras manuales muy suaves que, basadas en un profundo estudio de la anatofisiología del sistema linfático, se realizan con el fin de drenar o desplazar la linfa que por cualquier causa patológica se encuentra estancada, a territorios linfáticos sanos para su evacuación normal hacia el torrente venoso.
La clave del éxito del drenaje linfático manual está en el vaciado de las proteínas de los edemas linfáticos, que, hoy por hoy, no son capaces de drenarse por medios instrumentales.
Aplicaciones
La aplicación fundamental del drenaje linfático manual está en el campo de la oncología para tratar el linfedema, aunque también puede emplearse en el caso de elefantiasis, celulitis, edemas traumáticos o complicaciones linfáticas posteriores a una cirugía estética.
Las maniobras manuales son muy suaves y siempre indoloras para el paciente. El tiempo que dura una sesión es variable, pero nunca debe bajar de una hora si se quiere realizar un tratamiento completo.
El objetivo final es activar la circulación de la linfa, para que ésta no se estanque ni se sature de substancias de desecho o gérmenes nocivos. Las manipulaciones específicas del drenaje linfático manual van dirigidas a favorecer el paso de la linfa hacia los ganglios regionales superficiales.
Indicaciones
Acné, celulitis, edemas faciales, varices, piernas cansadas, edemas por embarazo (prevención de estrías, descarga de las piernas), edemas linfoestáticos (p. ej., los edemas de brazo tras extirpación mamaria), edemas del sistema nervioso (migrañas, dolores de cabeza, vértigo), edemas postoperatorios y para mejorar la presentación de cicatrices.
Y también: enfermedades crónicas de las vías respiratorias (rinitis, sinusitis, faringitis, amigdalitis…), edemas de origen traumático (hematomas, luxaciones, tirones musculares, siendo muy indicado para la recuperación de los deportistas), artritis, artrosis y afecciones de las partes blandas (capsulitas, tendinitis, etc.), linfedema congénito o adquirido, edemas en la menstruación, distonía neurovegetativa (nervios, ansiedad), úlceras de decúbito, hematomas.
Contraindicaciones
Edemas linfodinámicos (pocas proteínas en sangre: desnutrición), neoplasias en curso (cáncer), infecciones agudas (heridas infectadas), flebitis, trombosis o tromboflebitis en curso.
Contraindicaciones relativas: hipotensión arterial, tiroidopatías, algias pélvicas, enfermedades auto-inmunoalérgicas (lupus, artritis reumatoide), asma bronquial, inflamaciones aguadas (gota, reuma, cólico nefrítico), nevus (manchas en la piel), post-tromboflebitis y post-trombosis, edemas por insuficiencia cardiaca congestiva.
Órganos relacionados con el sistema linfático
Son las amígdalas, el timo, el apéndice vermicular y el bazo.
-Amígdalas: constituidas por tejido linfático, su función es producir linfocitos. Además forman un anillo protector en la entrada del aparato respiratorio y digestivo para evitar la invasión de microorganismos
-Timo: situado por detrás del esternón, en la parte superior, está formado por tejido linfático. Las células del timo dan origen a muchas funciones inmunológicas.
-Apéndice vermicular: compuesto también por tejido linfático, es un intestino pequeño de fondo ciego, semejante a un dedo de guante. Se ubica entre la válvula ileocecal y la iniciación del intestino ciego. Produce linfocitos.
-Bazo: órgano vascular blando formado por tejido linfático, localizado en la región abdominal superior izquierda, debajo del diafragma y detrás de las costillas inferiores. Sus funciones son producir linfocitos; destruir glóbulos rojos gastados, viejos o anormales; actuar como un filtro respecto a los microorganismos y los desechos circulantes por la sangre; ejercer un efecto sobre la producción y liberación de células sanguíneas; producir anticuerpos y actuar como reservorio de sangre, variando su capacidad en función de sus demandas fisiológicas.
Natividad Lorenzo Vasallo